lunes, 30 de noviembre de 2015

Romeo & Juliet

  



Cuenta la historia que algunos años atrás, el sufrimiento y la tragedia se reflejaron claramente en la vida de dos jóvenes. Ambos totalmente distintos, menos por algo que compartía; su amor. Un amor tan puro como el agua y tan fuere como el diamante. Pero sin embargo, ese amor no era comprendido ni mucho menos apreciado, ya que cada uno procedía de familias enemigas por naturaleza.

A pesar de toda advertencia no había noche en la que ambos amados no se reunieran bajo la Luna. Con lluvia, helada, viento o incluso las tres a la vez, los dos se tomaban de la mano y con su mirada se decían lo que no podía expresar con palabras.

Un mal día, el padre de la joven descubrió todo lo que hasta ese momento no había sido capaz de ver, y obligó a esta a acabar con la vida del muchacho. Notando como una gran brecha se abría en su interior, disparó desde lo alto de su torre a su amado, la única flecha de amor verdadero, el cuál le suplicaba una última vez.

El diario de mis primeras veces- Parte I


 


Lunes, 29 de Septiembre 2014


 Querida Lucy:


    
    Como sabes, yo nunca he sido de esas personas que se enamoran con facilidad. Nuca me he sentido atraída por el típico chico que te desprecia para que caigas a sus pies. Nunca lo hice y nunca lo haré. Pero esto es distinto. Querida Lucy, hoy me han dado mi primer beso. Hablo de un beso beso, no de los besos por educación, o los que se les suelen dar a la gente mayor. Sino de los besos que salen en las películas; bajo la lluvia, en las bodas, en una fiesta...Esos besos que suceden en el momento precisos y en el lugar adecuado. Esos que te hacen sentir como una princesa aunque solo sea por un momento, y esos en los que los dos cerráis los ojos por instinto.



Y lo mejor de todo Lucy, es que fue él. El que se sentó junto a mi, acarició mi mejilla y se acercó lentamente hasta mezclar nuestras respiraciones y tocar nuestros labios. Yo como la chica tímida y tonta que soy, tardé unos segundos en comprender la situación y en dejarme llevar.



¿Alguna vez sentiste como si pudieras volar? ¿Cómo si una orquesta estuviera tocando la melodía más hermosa de todas para ti? ¿Cómo si miles de mariposas desplegaron su vuelo en el interior de tu estómago? ¿No? Lamentablemente no existe comparación lo suficientemente buena como para explicártelo, pero te diré Lucy, amiga mía, que creo que estoy enamorada.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Imagínalo



                     Capítulo 1                          

Muchas veces me preguntaba, porque brilla el sol?, porque sale la Luna de noche?, que es el verdadero amor?


Cuándo me desperté esta mañana, tenía un dolor de cabeza terrible, creí que me estallaría la cabeza de un momento a otro.
Por suerte, no fue así.

La parte buena del asunto es que hoy no tengo Instituto, que sino!

Al vestirme me dirigí a la cocina, para prepararme mi querido desayuno: leche con galletas,(me encantan las galletas, sobre todo las de chocolate, pero no se puede abusar).

Después de desayunar, ya que no tenía nada que hacer, decidí sentarme en el sofá y mirar lo que daban en la tele. Como mis padres estaban de viaje, podía ver la tele cuando quisiera.

Sin nadie que te diga lo que tienes que hacer, sin que tengas que organizar la habitación…

Comencé a aburrirme ya que no veía nada que me interesara en la tele, pero no me rendí y seguí buscando.

En ese momento no me di cuenta, pero la puerta se había abierto. Un escalofrío me recorrió de arriba a bajo y cuándo quise darme cuenta dos manos muy frías me tapaban los ojos, y escuché una voz que reconocí enseguida, que me decía:

-¿Quién soy?- me quedé un poco rara, porque me había pillado de sorpresa.

Me intento quitar sus manos de mis ojos, mientras le digo:

-Vale ya!, Sofía-entonces me soltó y se sentó a mi lado en el sofá de un salto.
-¿Cómo te va la vida?-dice con una gran sonrisa en la cara.
-Bien…, nada nuevo. Y a ti?- le pregunto vagamente.
-Muy bien- me sonrió.
-Y eso?, Que pasó?
-Te acuerdas de Ray?- en ese, momento en mi cabeza surgió una imagen de el.
-Si, claro, porqué?
-Ayer después del Instituto me llevó a dar una vuelta…-me alegré mucho por ella, ya que ese chico le gustaba desde hacía ya un tiempo.
-Que bien! Y que hicisteis?
-Eso no es lo importante, lo importante fue lo que pasó cuando nos despedimos. Cuándo cada uno se dirigía ya a su casa.
Cuándo ya estaba apunto de llegar a mi casa, escucho una voz gritándome, al darme la vuelta, lo vi! Corría hacía mi, cuando por fin llegó me dijo: -“Lo siento me olvidé de                                                       darte una cosita”.


           Capítulo 2           


Antes de que pudiera decir nada me besa.

Me quedé boquiabierta, me sorprendió ya que era la primera vez, que salían y ya le planta un beso! Que romántico, pero a la vez que raro.

-Estoy muy contenta por ti, y tu que le dijiste?
-Que no sentía lo mismo- la miro raro y muy extrañada. Porqué le diría eso si llevaba esperando que ocurriera eso desde los 12 años.

Ella pareció darse cuenta de que no me estaba enterando muy bien de cómo iba la cosa, por que me lo explicó sin que le dijera nada.

-Haber, a mi me gusta Ray. Pero si se lo digo ya, pensará que soy una desesperada, así que le dije que no, para que piense que soy una chica difícil y tenga que pelear para que yo me enamore locamente de él. Lo entiendes ahora!

La verdad es que lo que decía parecía tener un poco de sentido, pero no me creo que se diera cuenta ella solita, seguro que lo sacó de un libro, o que se lo dijeron, o lo escuchó por ahí. Bueno, da igual, lo importante es que funcione.

-Como supiste lo que tenías que hacer?- al mirarle a al cara fijamente, me di cuenta de que se había puesto muy roja, hasta más de l0 habitual, y ahí di por supuesto la respuesta.

Le sonreí, y ella hizo lo mismo. Pasado un rato ella ya se había ido, al parecer solo viniera para contarme la novedad, y yo me quedara dormida en el sofá con la tele encendida.

Cuándo me desperté me levanté del sofá y me fui a mi habitación, cuándo iba por el pasillo me di cuenta de que me había olvidado de la tele. Volví al salón y cuándo cogí el mando para darle al botón que ponía “off” sonó el timbre, tiré el mano y corría hacía la puerta miré por la rejilla y vi a un chico alto, con el pelo castaño, ojos marrones oscuros, poco mayor que yo. Que sostenía un paquete y un ramo de rosas en la mano. Detrás del, aparcada en la calle, había una furgoneta blanca, que ponía con letras mayúsculas; “CORREO”.

Al entregarme el paquete y las flores, firmé dónde me mandó y acto seguido cerré la puerta de un portazo dándole casi en toda la cara. Estaba tan intrigada por quien podría ser que no me diera cuenta de que la tele aún seguía encendida.

Me estaba sentando en el sofá hasta que me di cuenta de que el ramo de flores, contenía una nota. De pronto me volví a levantar toda emocionada. De quién podrá ser?, Que pondrá?. Tenía tantas preguntas en la cabeza, que solo se podría responder si la abría, y eso fue lo que hice.


          Capítulo 3          

Al abrirla me llevé una gran sorpresa, la carta no estaba firmada, no aparecía ningún nombre. Pero si contenía estas palabras: “Mañana a las 8h en el columpio del parque”, me sorprendió el detalle de un corazón dibujado en una esquina, que adornaba la carta. Luego abrí el paquete, y tenía dentro una caja de mis bombones  favoritos y una pequeña cajita envuelta en papel de regalo rosa, con una gran lazo amarillo. Dentro de la caja encontré una pulsera de plata, muy bonita, y muy parecida a una que ya había visto en un escaparate.

Después de cenar, me fui a la cama con la intención de dormir, pero no lo conseguí. Pasé la noche despierta pensando en la carta y en el paquete. De quién podría ser? Porque querrá quedar conmigo? Porque no estaba firmada? Como sabrá que eran mis bombones favoritos?...

A la mañana siguiente, me desperté gracias al despertador, bajé a desayunar, muy cansada, ya que no hubiera dormido en toda la noche. Me preparé mi leche con mis 10 galletas contadas y después me vuelvo a tirar en el sofá.

Estaba un poco distraída ya que aún no sabía lo que iba a hacer con el tema del admirador. No sabía si debía ir o no a la cita.

Bueno, me dejé de historias y me preparé que aquel día si tenía Instituto.

Me duché, me vestí y me dirigí a la parada del autobús. Allí me encontré con Sofía, que me miró con una gran sonrisa. Me acerqué a ella y esperamos juntas el autobús mientras me contaba lo suyo con Ray, dentro del autobús yo comencé a contarle lo que me había pasado a mí.

Casi justo antes de llegar al Instituto, ella y yo quedamos en que miraríamos haber si lo encontrábamos en el Instituto.

Cuándo nos bajamos, ya había sonado el timbre, así que ella y yo nos dirigimos a nuestra clase.

Al entrar, el profesor ya estaba en el aula, entonces me fui a sentar rápidamente a mi sitio.


Me pasé toda la clase pensando en lo que me había sucedido, porque no me lo daba quitado de la cabeza.

Al terminar la clase salí corriendo y me dirigí al patio haber si encontraba a Sofía, para comenzar la búsqueda.
Cuándo iba corriendo por el pasillo, creí escuchar que alguien gritaba mi nombre, y al mirar hacía atrás sentí como me chocaba bruscamente con alguien que se encontraba delante mía, dejando me caer al suelo. Después de un rato inconsciente, abrí los ojos y vi…


        Capítulo 4             

… a un chico alto, castaño, con cresta y de tableta, con un cuerpo de escándalo. Vamos, el típico chico guapo y deportista de las pelis.

Me ofrece su mano para levantarme y la cojo con una sonrisa.

Lo que tenía ahora, si que era un verdadero dolor de cabeza. Ni siquiera pude disfrutar estar al lado del chico más guapo del Instituto.

Me tapé la cara con la mano, avergonzada, mientras lo miraba entre los dedos, él, me miraba con un brillo en sus enormes y preciosos ojazos marrones que lentamente, hacía que derritiera por dentro.

-Estas bien?- me preguntó mientras seguía sujetándome, por si me caía.
-Si, no, supongo- dije torpemente.

El me miró y se rió.

Se estaba riendo de mí, que mala persona, no sabe como tratar a una chica. Aunque claro, me reí hasta yo.

-Ya está, gracias-
-Seguro, antes parecías no tenerlo tan claro.

Se volvió a reír y esta vez si que me sacó de mis casillas, estaba muy avergonzada y el estaba haciendo que lo estuviera más. Entonces cogí y me fui. Pero el me agarró muy rápido por la mano y me dijo:

-Vale, lo siento, no te vayas.- esas palabras me tranquilizaron un poco.

Me llevó a una mesa del patio y se sentó conmigo. Comenzamos a hablar, y a hablar, y así estuvimos asta el último momento del recreo:

-Te apetecería, salir por ahí alguna vez?- me sorprendió, pero en positivo.

-Claro, no tengo nada mejor que hacer- me sonrió por ese comentario y me dijo:
-Hoy, en parque que ahí detrás del aparcamiento.- se marchó corriendo y no me dejó decir nada ya que ya había sonado el timbre.

Yo también salí corriendo a mi aula. Me pasé el resto de las clases pensando en la cita que iba tener y en ese momento me vino a la cabeza, que esa noche yo tenían otra cita, y además en el mismo sitio.

Cuándo sonó el timbre de final de la escuela, salí disparada hasta la clase de Sofía, tenía que contárselo todo, sino me mataría, pero esta vez, fui con más cuidado y mirando hacía delante.

Cuándo la vi, se lo conté todo, ni “hola”, ni leches, estaba muy nerviosa.

-A lo mejor es él, el que te envió la carta.- yo ya había pensado en esa posibilidad.

-Ya, pero para que va a enviarme una carta si luego me lo iba a decir en persona?

-Tienes razón- me encanta que me diga eso, siempre me ha gustado mucho llevar la razón.

Ya en casa, seguía pensando en ese tema, hasta que por fin llegó la hora esperada. Me fui a mi habitación, me duché y luego me puse un vestido, que adorné con una cinta por la cintura, es que estaba muy inspirada.

A cada dos por tres, me miraba al espejo, buscando, algo mal, algo que no estuviera, en su sitio. También miraba la hora.

Un poco antes de las 8 salí de casa, y me dirigí al parque, todo estaba aún iluminado por la luz del día, es decir, aún no era de noche.

Vi una sombra asomarse a mí.



         Capítulo 5        

 Era él, el del accidente en el Instituto. Ni siquiera sabía su nombre, y ya habíamos, quedado para salir. Dios, yo pensaba que era más tímida.

Al verlo, lo saludé, el hizo lo mismo añadiendo una sonrisa, que yo le devolví.

Se acercó muy lentamente a mi oído y me dijo, casi como un susurro:

-Dime tu nombre.- lo miro con cara de  pícara y le respondo.
-Si tú me dices el tuyo antes.
-Me llamo Rubén.
-Yo Sara.

Después de esta introducción, comenzamos a hablar aunque casi no teníamos tema de conversación, ya que el recreo ya habíam0s hablado prácticamente de todo.

Me invitó a un helado, para saber cuál era mi favorito. Yo hice lo mismo, solo que el pagó los dos.

Ya había olvidado la otra cita que supuestamente me aguardaba en el columpio.

Cuándo Rubén y yo nos despedimos, el tuvo el detalle de acompañarme a casa, ya que había oscurecido mucho. Me dejó en la puerta de casa, y luego se marchó, entré en casa agotada. Me fui directamente a la cama, me puse el pijama y me metí medio dormida.

Ese día, me desperté, bien, alegre, con una sonrisa, me fui a la cocina, y esta vez me preparé unas tostadas, se nota que estaba más animada, porque normalmente no suelo hacer tostada, porque me cuesta más trabajo. Pero estaba muy feliz, porque ayer me lo había pasado genial!

Mientras desayunaba encendí la tele, ese día tampoco daban nada interesante, pero no me importó. Miré la hora.

-¡Dios! ¡Que tarde es, voy a llegar tarde!- salí corriendo desesperada, si llegaba tarde, no podría ir en autobús, y tendría que ir andando y por encima sola, mi peor pesadilla.


Corrí a mi cuarto, me puse deprisa la primera ropa que vi; unos vaqueros, y una camiseta. Y salí de casa.

Cuándo estaba llegando a la parada, vi, como el autobús se marchaba, aceleré el paso, pero aún así no llegué a tiempo.

QUE ASCO!!, Me dije. No me gusta nada ir sola.

Ahora si que ya no estaba tan contenta. Pero parece ser, que no era la única, que esta mañana no se había despertado a tiempo, al otro lado de la acera, un chico, alto, moreno, pelo corto y ojos verdes. Caminaba también hacía el colegio.
         Capítulo 6          

No era tan fuerte como Rubén, ni tan perfecto, pero había algo en el que no podía parar de mirarlo. Me estaba enamorando. NO!, aún no lo conoces, ni sabes su nombre, ni has hablado nunca con él y ya crees que sientes algo.¡¡Pero tu estas muy loca!!

Seguí andando, intentando disimular un poco que lo miraba fijamente, ya que no podía dejar de mirarlo, que nadie se dé cuenta.

Al fin llegué al Instituto. Y vi a Sofía, que se dirigió hacía mi para echarme la bronca, cuánto odio que me eche la bronca, por no ir con ella ene l autobús.

-Dónde estuviste?- me dice con mala cara.
-Lo siento, no me acordé de poner el despertador-
-Sabes que odio, ir sola en el autobús!
-Y tu sabes que no lo hice aposta, lo siento!- en ese momento, el chico pasó por mi lado, me volví a embobar, al mirarlo, y ahí, fue cuándo Sofía me pilló.

-Quién es?-me preguntó, mirándolo también.
-No lo sé. No sé quién es, ni en que curso va, ni su nombre.- dejé claro para que no me hiciera ninguna otra pregunta sobre ese tema.

-Hablando de chicos monos, que tal ayer con Rubén- lo dijo en un tono tan alto que se podría haber enterado cualquiera.
-Dilo más alto si te parece!- me enfadé, no quería que nadie lo supiera.
-No lo siento, últimamente, me duele mucho la garganta. A ver cuenta!

Se lo fui contando todo mientras nos dirigíamos a clase, ya que había sonado el timbre. Ya en clases, nos sentamos en nuestros sitios. Ese día, estaba decidida a atender en clase, no quería que me pusiesen una mala nota. Pero me fue imposible.

Un rato después de que comenzase la clase, recibí una notita de Rubén, que me decía; “No sé como te lo pasaste ayer, pero si quieres repetimos.”. A lo que le respondí; “Ya hablaremos en el recreo, si no te parece mal.”.Todo estaba bien, me dijo que si que podíamos hablar luego, pero aún así no pude atender al profesor, ya que alguien peto en la puerta.

 Todos dijimos; “¡Adelante!”, como cuándo éramos pequeños.

Al abrir la puerta, apareció el mismo repartidor de correo que me entregara la carta, el ramo de flores, los bombones y la pulsera, que desde aquel momento no me la quitaba.

El repartidor, gritó mi nombre, y me puse colorada, levanté la mano tímidamente y él se dirigió a mi asiento, me dejó otro ramo de rosas esta vez amarillas, con una pequeña cartita y un paquete. Después se marchó.

Toda la clase me miraba, sorprendidos. A lo que respondí.

-Serán de mis padres, son muy cariñosos.- al parecer me creyeron, porque después todo el mundo se volvió a centrar en sus cosas. Mientras la profe seguía explicando, me dediqué a mirar la tarjeta; “Siento no haber ido a la cita de ayer, pero al parecer tu ya estabas ocupada”.

Me alteré y comencé a mirar para todos lados, no sabía quién sería, pero tendría que averiguarlo.

Sonó el timbre, y oí a una la chica que se sentaba detrás de mí decirle algo a las chulitas de la clase. Supuse que leería mi carta, al distraerme, pero no le di mucha importancia.

Me quedé en la puerta esperando, no sé a quién, pero el caso es que lo hice. De pronto, pasó él, el chico de esta mañana, me volví a embobar. Hasta, que oí como Rubén aparecía detrás de mí. Que me querría ahora?

Para mi sorpresa, no se dirigía especialmente a mí.

-Hola, Lucas!- le dijo, muy emocionado y casi gritando.
-Hola- contestó el más tímidamente.

Se conocían?!


Los dos comenzaron a hablar, no se muy bien de que. Yo estaba en el medio, y pensaba que de un momento a otro, me aplastarían.

Cuándo Rubén se dio cuenta de que yo también estaba allí, decidió presentarme:

-Lucas, esta es Sara, mi novia.- dijo rodeándome con si brazo.



         Capítulo 7      

Qué me acaba de llamar?!

Yo, su novia, pero si solo salimos una vez.

-Encantado- me dice Lucas, dándome la mano y sonriéndome, pero no muy seguro de si debía.

Dios, va a pensar que de verdad somos novios.

Pero al parecer Rubén, lo había dicho tan alto que René, una de las chulitas se había enterado. No dijo nada, pero se sabía, por solo mirarle la cara.

Me quité el brazo de Rubén, y salí corriendo, tan roja como un tomate.

Me fui hacía la clase de Sofía, para desahogarme, pero antes, dejé el paquete en mi taquilla, pero tiré las rosas, ya que estaba muy enfadada o avergonzada, en ese momento no lo tenía muy claro.

Justo al ver a Sofía, se lo conté todo y se quedó igual de pasmada que yo.

Cuándo terminamos de hablar de mi, me decidí a preguntarle.

-Como van las cosas entre tu y Ray?
-Pues no lo sé. Hace tiempo que no escucho hablar de el.

Ahí me di cuenta de que no era la única que tenía problemas y  de que tenía que escuchar más a los demás.

-OH, lo siento. No tenía ni idea. Tranquila, si de verdad te quiere, volverá… digo…

No sabía que decir, así que lo dejé así, a medio terminar. Cuándo Sofía se dio cuenta, nos echamos las dos a reír.


Le pregunté si quería venir a mi casa, y me dijo que si. Pero antes de irnos, cogí el paquete de mi taquilla.

Cuándo ya llegamos a mi casa, entramos y nos pusimos cómodas, en el sofá. Cogimos el paquete y nos preparamos para abrirlo.

-Tu primera- le dije a Sofía un poco nerviosa.

-Vale, vale- dijo, ya abriéndolo.



          Capítulo 8       

Dentro había un montón de plástico de burbujas que estallan. Lo fuimos sacando poco a poco, intentando no explotar mucho, ya que queríamos dejarlo para jugar al final. Lo sé somos muy infantiles, pero así nos divertimos.

Al sacarlo todo, encontramos una pequeña carta, que decía: “Hoy en la puertas del gran museo, a las 10h”.

Después de leer la carta, jugamos y jugamos hasta que acabamos con todo. Que bien me lo pasé, fue muy divertido.

Luego Sofía y yo salimos a dar una vuelta.

Mientras me preparaba para salir, me sonó el móvil, pero no lo escuché, ya que yo estaba en mi cuarto y lo había dejado en la cocina, y Sofía lo cogió

-Hola! Quién es?- preguntó ella alegre.
-Solo quiero decirte que te quiero- después colgaron.

Bajé, al escuchar como Sofía hablaba. Allí me fijé en que tenía mi móvil en la mano. Me sorprendió ya que no lo había escuchado sonar.

Se lo quité rápidamente de la mano, para mirar las últimas llamadas recibidas- Miré, ponía “Desconocido”, algo que me desconcertó aún más.

De quién podría ser esa llamada? Dios, ahora volvían los nervios, de quién podrían ser las cartas, las rosas y los paquetes, que últimamente me han estado llegando.

Agarré a Sofía, que parecía un espectro, ya que casi por primera vez en su vida estaba callada. No dijo ni una sola palabra hasta que le susurré cuidadosamente al oído.

-Que te dijo?- me miró con cara de asustada y me contestó:

-Solo que te quería- la miro yo aún más  extrañada, y eso que parecía imposible estarlo. Y le digo:

-De quién era esa llamada? Dime su nombre? Dime algo, jopé!- esto último lo dije con un tono más alto, ya que no conseguía entender nada. Ella pareció darse cuneta de que lo sentía y me contestó:

-Sé tan poco como tú, en este momento. Lamento no poder ayudarte.-me sonrió y acto seguido me abrazó.

La miré ahora un poco más calmada y le dije:

-Si que me puedes ayudar.- con una sonrisa muy pícara en mi cara.

De pronto su cara comenzó a cambiar de color. O era cosa mía! Bueno, lo importante es que no tenía idea alguna de lo que yo estaba pensando.

-En que estas pensando?, en algo que no me va a gustar, verdad?
-No, mujer. No pienses mal…, todavía.
-Dios, Sara. Que te conozco. Di, haber.
-Solo estaba pensando, en que, me…podrías acompañar a mi cita. Solo porque no me fío nada. Venga, acompáñame. Por favor….- le dije poniendo la cara más adorable, que me salía en ese momento.

Y claro, mis ojos la convencieron del todo.

Cuándo nos llegaba la hora, nos preparamos, porque aunque no sabíamos con quién nos íbamos a encontrar, teníamos que estar guapas. O no?

Y cuándo ya estábamos listas nos encaminamos hacía el gran museo, con más nervios, que otra cosa.

Todo estaba muy oscuro, solo una farola nos iluminaba el camino. Nos paramos enfrente de las escaleras del museo, y sin distinguirlo muy bien, conseguimos ver algo, o a alguien.



            Capítulo 9          


Nos acercamos, y cuándo ya estábamos lo suficiente cerca, nos dimos cuenta de que no era una persona, sino las flores amarillas, que me habían llegado en mitad de la clase.


Me sorprendió. “No las había tirado a la basura”. Dios, que ganas tenía ahora de descubrirlo todo.

Atada a las flores había otra nota, que decía: “Mira, si te digo la verdad, no quiero, que sepas quién soy, ya que he oído que tienes novio, y no me lo esperaba”.

Sofía y yo nos dirigimos a mi casa, ya que  comenzaba a hacer frío e íbamos a llegar tarde.

En el camino, nos tropezamos con una chica, guapa, alta, de pelo castaño (muy largo) y ojos marrones.

Al vernos, nos sonrió al instante, llevaba dos maletas muy pesadas, que sujetaba con las dos manos. Nos paró y nos preguntó, en un tono más alto del que nos gustaría.

-Sois de aquí?
-Si, tu de dónde vienes?
-De Irlanda. Pero no tengo dónde dormir, y todavía no he hecho el cambio de moneda.

-Ah…, te apetecería dormir esta noche, en mi casa- le dije yo, después de reflexionarlo un rato.
-Claro, me encantaría, muchas gracias. Solo será esta noche.

Después, todas nos dirigimos a mi casa, ya que como era muy tarde, Sofía también se quedaba, (y además, para no quedarme sola con una extraña).


Al llegar a mi casa, les mostré a cada una, sus habitaciones. Dónde se cambiaron y se pusieron sus pijamas al igual que yo.

Abajo en la cocina, nos citamos todas, para poder conocer un poco más de la vida de aquella chica, de la que aún no sabíamos el nombre.

-Como te llamas?- le preguntó Sofía, que pareció leerme la mente.
-Lía, y vosotras?
-Yo soy Sara y ella es Sofía- le dije.
-Sabéis dónde queda el Instituto más cercano?
-Si, nosotras vamos en el!
-Y yo también iré. Ya me matricularon mis padres antes de irme.
-Porque te fuiste?
-Bueno…por mi…novio.- nos quedamos muy sorprendidas, y las dos pensábamos ya en la misma pregunta.
-Quién es?- nos miró dudando un poco en la respuesta que nos iba a dar. Si es que nos iba a responder.

            Capítulo 10        



Después de un rato, lo decidió.

-El, va en ese Instituto, se llama Lucas.

QUE!! No me lo puedo creer. El chico con el que había soñado ayer, el chico que me impedía pensar en Rubén, al que no podía para de mirarlo. Ese Lucas. Dios!

-Es alto, guapo y va en 4ºC ?- le dije.
-Si-intentaba que esas palabras no me mataran por dentro, pero no podía.

Me acosté en la cama sin ningún sueño, y me pasé toda la noche pensando esas malditas palabras, que penetraban dentro de mi, y que mi cerebro no paraba de repetir.

Al día siguiente, me desperté, mucho antes de que sonara alguno de los 4 despertadores que había en la casa.

Unas horas después vi a Sofía y a Lía bajando por las escaleras, algo cansadas. Cuando bajaron del todo y se dirigieron a la cocina, se llevaron una gran sorpresa. Un montón de desayunos ocupaban cada rincón de la mesa. Muchos, riquísimos y variados desayunos, en los que me había pasado toda la noche trabajando.


Después de comer todo lo que pudieron, nos dirigimos al Instituto, y esta vez, llegué a tiempo para ir en el autobús. Cuándo subimos, decidí sentarme sola, ya que no estaba de humos para hablar con nadie. Ellas se sentaron juntas y siguieron hablando, como toda la noche anterior.


Cuándo por fin llegamos salí lo antes posible del autobús, y me dirigí a mi clase, sin esperar a ninguna de las dos. En ese momento no quería hablar.

Pero como tengo tan mala suerte, me tropecé con otra chica. Era más o menos de mi altura, y de mi edad. Tenía el pelo liso y rubio.

-Lo siento- las primeras palabras que me salieron, al ver que con mi torpeza le había tiro al suelo sus gafas azules y negras.

Me agaché para recogerlas y me sentí un poco rara al ver que ella no hacía lo mismo. Me miraba esperando a que se las dejara en la mano.

-Me llamo Valeria, pero me puedes llamar señorita Valeria- dijo riéndose.
-Ah,-me reí- Yo me llamo Sara, encantada.

No le seguí el juego, porque no estaba para aguantar tonterías. Me despedí dejándole ver otra sonrisa, ella hizo lo mismo. Pero me di cuenta de que íbamos a la misma clase o eso creía yo.

En la puerta de clases me encontré con Rubén, que parecía buscar a alguien. “A quién sería”. Al verme, me dijo al instante.

-Ya estas aquí, te estaba esperando!- me sorprendieron esas palabras, “Que me quería?”.


             Capítulo 11      


-Porque te fuiste así ayer?
-Por nada, me dolía la barriga- no me atrevía a decirle la verdad.
-Ah, pensé que te habías enfado por decir que somos novios- “Jopé, me cachó!”
-No- le dije un poco roja.


Noté como una mano se posaba en mi hombro y me decía.

-Porque no nos esperaste?- Al darme la vuelta, vi a Lía y a Sofía. Ya me había olvidado por completo de que Lucas ya estaba pillado hasta que la vi. Y claro, como no, él apareció como de la nada.

-Hola, por fin viniste!- gritó él, al ver a Lía allí. Ella lo abrazó con mucha alegría y lo besó en la mejilla.

El, me miraba mientras esto ocurría, ya que yo tenía la cabeza bajada, apunto de llorar.

-No me contestaste!- escuché otra vez decir, pero esta vez a Sofía.
-Lo siento, me olvidé, vale!- dije gritando y acto seguido me hacia dentro de la clase, hasta que me dio la vena loca. Corrí a Rubén, salté encima de él y lo besé en la boca.

Lía, Sofía, Lucas y René se quedaron pasmados. No sabían muy bien porque lo había hecho. Ahora Rubén pensaría que soy una lanzada, y en cierto modo era verdad.

-Eh tranquila- me dijo Rubén, riéndose, y sonriéndome.

Después, me abrazó. Ninguno se podía creer lo que habían visto. Lucas cogió a Lía del brazo bruscamente y se marchó. Parecía enfadado.

-Lucas, a dónde vas?- le preguntó desconcertado Rubén.

Todos los de la clase me miraban algo sorprendidos. Había besado a Rubén, claro. René, parecía que echaba humo. Ese beso me gustó, no puedo mentir, pero no creo que sienta algo por Rubén, ya que solo lo hice para poner celoso a Lucas.

Cuando terminó el Instituto, Lía, Sofía y yo nos dirigimos a mi casa, ya que los viernes por la tarde Sofía y yo siempre solíamos salir. Y Lía también se apuntaba.

En casa, Lía y yo nos cambiamos de ropa, y al terminar fuimos a la casa de Sofía, para que ella hiciese lo mismo. Y desde allí salimos.

-A dónde vamos?- preguntó Lía.
-Queréis ir a tomar un helado?- dijo Sofía.
-Vale- dije muy contenta. Nosé porque pero ese día me sentía especialmente bien. Claro, he besado a Rubén.

Nos sentamos en una mesa, en la terraza de una heladería. Lía cogió un helado de vainilla, con bombón, Sofía de turrón y yo de chocolate. Vi, que una chica, Valeria, creo, estaba sentada en la mesa de enfrente, sola y la llamé:

-Valeria! Ven, siéntate con nosotras.-me miro y no dudó en venir, se notaba que conociese la palabra vergüenza, pero eso me gustaba.
Nos sentamos todas, y hablamos, nos reímos y lo pasamos genial. Lía, nos contó que ya había encontrado un lugar donde quedarse, y que no estaba muy lejos de mi casa. Valeria, nos contaba chistes o anécdotas que le pasaron de pequeña.

Cuando nos terminamos los helados, decidimos ir por las tiendas a mirar los escaparates y en una tienda, Lía, se probó un vestido Aqua marina que le quedaba genial. Sofía no era de vestidos, así que se probó una camiseta muy chula, verde de marca, y unos leguis. Valeria y yo otros vestidos, el de Valeria era rojo y el mío negro, conjuntado con una chaqueta de cuero marrón.-TODAS GUAPÍSIMAS!- o por lo menos eso fue lo que nos dijo la dependienta.

Seguimos mirando más tiendas, y entramos en una de deportes. Allí, Lía dijo algo que me extraño:

-Dios, que guapo es ese chico, verdad?- me dijo al oído en forma de susurro. – Deberíamos quedar un día- dijo entre risas.
-Pero tu tientes novio!- dije un poco molesta.
-Ah, es verdad- dijo como si se hubiera olvidado por completo.

Ese comentario me desconcertó, pero no le di, más importancia de la que tenía para mí en ese momento.

Nos volvimos a sentar en, pero esta vez en dos bancos que estaban uno delante del otro. Seguim0s hablando como antes. Hasta que sentí otras manos en mis ojos, como cuándo Sofía entró en mi casa. Pero ahora no podía ser Sofía, ya estaba sentada enfrente mia. Quién podría ser?
Volví a escuchar la misma pregunta de siempre:

-Quién soy?- y de fondo las risas de mis amigas.


            Capítulo 12      

Que pasa, no sabes quien eres y me lo tienes que preguntar a mí, o es que es que es la frase más barata que pudo encontrar. Claro, estamos en crisis!

Me giré con cuidado sin saber muy bien, con quien me iba a encontrar. Eran Rubén:

-Hola, princesa- me dijo con una sonrisa.
-Hola- le dije, devolviéndole la sonrisa.

Valeria, le hizo un sitio, para que se sentara a mi lado. Cuándo se sentó me rodeo con su brazo, me puse un poco nerviosa, hasta que me di cuenta de que no venía solo.

Lucas, se sentó al lado de Sofía en el banco de enfrente, ya que el que estaba yo ya éramos suficientes. Pero aún así, me fastidió ya que se cogieron de la mano y comenzaron a hablar, como si el resto no existiera. Decidí recostarme encima de Rubén y mirarlo a los ojos a ver si conseguía olvidar los de Lucas.

Pero aunque sus ojos también eran bonitos, seguía pensando en esos ojazos verdes, que podrían derretir un helado en invierno.

Pasado un rato Lía y yo nos fuimos a mi casa, acompañada de nuestros respectivos novios, Rubén y Lucas, por si había alguna duda.

Seguimos hablando por el camino, pero no se como Lía y Rubén comenzaron a hablar e iban cada vez más rápido, así que Lucas y yo nos quedamos atrás.

Al principio no dijimos nada ninguno de los dos, asta que él se cansó del incomodo silencio y dijo:

-Así que sales con Rubén?- me preguntó aunque ya sabía la respuesta. Le respondí con un ligero asentimiento hecho con la cabeza.

-Y tu con Lía!- afirmé.

Seguimos caminando en silencio asta llegar a la puerta de mi casa, donde ellos nos esperaban entusiasmados, no sé porque razón.

Lía y yo entramos después de la despedida, allí nos sentamos en el sofá a ver la tele. Había algo que tenía que preguntarle, pero no se porque razón no me salía, hasta que lo solté:

-Dónde os conocisteis?-le pregunté sin previo aviso.
-Quién?- me dijo desconcertada, hasta que se dio cuenta- Ah, pues…, ya sabes lo normal.-dijo, aunque no muy segura.
-No, la verdad, es que no sé!- dije en un tono más alto.
-Bueno, fue un día de verano…, eh, yo, estaba en el parque, jugando en los columpios…, y noté como alguien me empujaba.
-Y ya está!
-Si- me dijo, volviendo la cara hacía la tele.

No me lo puedo creer, es cosa mía o me acababa de hacer un resumen muy breve del principio de una peli, que fuimos a ver al cine, la semana pasada.

Porque me estaría mintiendo?, no lo entiendo. Me quedé mirándola fijamente. Nos acostamos, un rato después.

Al día siguiente, me despertó el maldito timbre, ahora que por fin había parado de soñar con Lucas.

Bajo las escaleras dormida casi del todo, y abro la puerta y encuentro en la alfombrilla, un paquete, para algo que no fue mi sorpresa, era otra caja de bombones. Es cosa mía o me está intentando cebar. Los dejé en la mesa de la cocina y me volví a la cama.

Cuando me desperté, Lía ya estaba en la cocina, y claro, ya estaba la caja de bombones abierta.

-Compraste bombones y ni me avisas?!, mala persona, los tuve que encontrar yo misma.
-No te pongas así, no tuviste que hacer mucho esfuerzo, ya que estaba a la vista, encima de la mesa.-le dije riéndome.

Le ayudé a terminarlos, después a cambiarnos, para ir a comprar leche y galletas, ya que las había terminado todas yo solita.

Salimos y aunque no me oriento muy bien, llegamos sanas y salvas. Allí, yo fui entrando, ya que Lía había recibido una llamada. Se quedó fuera hablando, y yo fui a comprar. Ya había terminado de pagar cuándo vi, como Lía y otro chico se daban un beso en la boca.





           Capítulo 13      


Me acerqué a ella, lentamente por detrás, mientras pensaba en lo que acababa de pasar ante mis ojos. Ella, parecía estar en las nubes y la verdad es que poco le faltaba, hasta parecía contenta, bueno, parecía, no paraba de reírse.

Le puse la mano en el hombro y cuando se estaba dando la vuelta aún sonriendo hasta verme mi cara, le dije:

-Quién ese!?- estaba enfadada, no enfadada no, estaba cabreadísima.
-Bueno… se llama Álvaro.- me dijo bajando la cabeza.
-Vale, y ahora me explicas porque os acabáis de besar!
-Es una historia un poco larga- me dijo con una ligera risita, que me enfadaba todavía más.
-Y, una cosa, a ti, que te importa con quién me bese, o me deje de besar?- ahora, fui yo la que puso esa risita. Tenía que contarle la verdad, si ella me la contaba primero.

Nos fuimos caminando a casa, mientras hablábamos.

-Bueno, empieza tu?- le digo, intentando ser la más rápida.
-Vale, pero júrame que no te enfadarás!
-Vale- dije un poco insegura de si lo cumpliría.
-Todo esto es una falsa!- soltó por fin Lía.
-Como no te entiendo, especifica!
-Yo no soy la novia de Lucas, soy su prima! Hizo esto solo para darte celos y  llamar tu atención.

QUE!!, No me lo puedo creer, así que Lían no está saliendo con Lucas, y si lo hizo para darme celos significa que yo le gusto! Estoy contenta y a la vez muy enfadada, no se lo puedo perdonar, por mucho que haya esperado este momento.

-Vale, ahora cuéntame porque te pones así?- me dijo sacándome de mis pensamientos.
-No se lo dirás a nadie, verdad?- lo negó con la cabeza.
-Pues, a mi…, me…, gusta…, Lucas- solté por fin.
-Dios, que bonito!, pero cuidadito que es mi primo- dijo entre risas.

Cuándo llegamos a casa, nos cambiamos pero esta vez, para ir al Instituto.

Allí a una de las personas que primero vi. fue a Lucas, y me enfadé de nuevo. Después, al bajar del autobús, vi como Rubén se dirigía hacia nosotras y luego Lucas, hizo lo mismo.

-Hola, Rubén!- le dije, cogiéndole de la mano, mientras veía la cara que ponía Lucas.
-Hola, princesa- me dijo el con una sonrisa.
-Hola, Lía!- dijo Lucas, cuando le puso la mano en el hombro. Luego, observé como Lía le susurraba algo al oído no sabía lo que era así que lo dejé.

Estaba tan enfadada, con Lucas, en todas, las clases siguientes, no paré de pensar en eso. Salí de clase con la excusa de ir al baño, aunque solo quería despejarme un poco con un paseo.

Me reí, al recordar, como nos habíamos conocido Sofía y yo. Un día de clase en el colegio, cuándo teníamos 5 años. Ella había salido de clase, con la misma excusa, y como mi aula, le quedaba de paso hacia el baño, se quedó mirando como boba, como mi profe nos explicaba.
De repente, se me ocurrió mirar a la ventana y lo primero que vi, fue a una niña, haciendo muecas graciosas. Me comencé a reír, la profe me escuchó y me expulsó.

Al principio me había enfadado con ella, pero comenzamos a hacer más muecas, ahora las dos, y me lo pasé muy bien, aunque mis padres no se rieron tanto cuando les avisaron de mi expulsión.

Echaba un poco de menos aquellos tiempos, como iba pensando en esos buenos recuerdos, me tropecé bruscamente con alguien, que me resultaba raramente familiar.




          Capítulo 14         



Levanté la cabeza muy despacio, hasta que lo vi, era el chico con el que Lía se estaba besando esta mañana. “ Viene a este Instituto?” No me acuerdo de haberle visto por aquí.

-Lo siento- me dijo el, que majo era, me tropecé yo cono él y me pide disculpas, aunque nadie lo diría con las pintas de macarra que llevaba esta mañana. Por lo menos ahora iba un poco más decente.

-No, fue culpa mía- le dije.
-Vale, fue de los dos- me dijo otra vez, con una sonrisa.
Parece majo, pero aún no me fío.

-Bueno, me tengo que ir a clases, ya hablaremos en el descanso- le dije, mientras me dirigía de nuevo a mi clase.

Al parecer el hizo lo mismo. Al terminar las clases, Sofía, Valeria, Lía y yo nos sentamos todas juntas en una mesa en el jardín del Instituto.

Más tarde vi al supuesto novio de Lía acercarse, se sentó al lado de Lía, y dijo:

-Hola, a todos!-dijo dándole un beso en la mejilla a Lía.
-Hola!- respondimos las demás un poco raras.
-De que habláis?
-De nada, ahora! – le responde Valeria, que parecía un poco enfadada.
-Si molesto me voy!
-Si haces el favor1- le dijo Sofía esta vez.
-No, no hace falta- le dije yo, sonriendo, pensando en Lía.
-Como te llamas?- le pregunté.
-Álvaro y vosotras?
-Yo soy Sofía.
-Yo Valeria.
-Y yo Sara.

Estuvimos otro rato hablando, pero esta vez, también con el y aunque Sofía y Valeria no estaban muy contentas no echamos unas cuantas risas. Después nos fuimos a dar un paseo por el parque de la ciudad, pero Valeria se tuvo que ir a casa, porque tenía que cuidar a su madre que se encontraba mal. Un rato después también se fue Sofía, y luego Lía, hasta quedar Álvaro y yo solo.

-Bueno…- dije mientras hacía una pausa larga.
-Te puedo hacer una pregunta?- me dijo él, mientras me hacía para agarrándome con una mano.

Que pregunta querría hacerme? No tengo ni la más mínima idea de lo que puede ser, y eso me intrigaba aún más.


              Capítulo 15     



-Tienes novio?

Dios, porque me habrá preguntado eso?, no quiero pensar mal, ya que el si que tiene, pero a que viene esa pregunta?

-Porque lo preguntas?- le digo poniendo cara interrogativa.
-No pienses mal…- dios, porque todo el mundo me cacha. Es que se me nota tanto?-…, solo era por si me podías ayudar con Lía.
-La verdad, es que no tengo muy claro si estoy saliendo con Rubén.
-Vaya, escogí a la mejor!- dijo él riéndose, lo mismo que hice yo.
-Mira, sinceramente creo, que a Lía le gustas mucho, pero también creo que no le prestas la atención que deberías.
-Y que se supone que tengo que hacer?
-Pues, por ejemplo, salir un día, como estamos tú y yo ahora, para poder hablar y conoceros mejor.
-Y aya está?!
-NO!, cuéntale cosas tuyas, pregúntale sobre sus malos días, sé más cariñoso…
-Dios, eso parece más de película.
-Calla! Llevaba a ver una peli, a heladería favorita, cómprale alguna que otra chorrada…

A partir de ahí, creo que comencé a hablar sola, y por eso lo puse a pruebe.
Le agarré de la mano, y le dije:

-Vamos, imagínate, que soy Lía, que harías ahora, nada que tenga que ver con contacto físico, aparte de la mano!- le dije de broma.

Me siguió la corriente y comenzamos a hablar, y el sobre todo de preguntaba a mi, lo hacía bastante bien, salvo en algunas cosas que le tuve que corregir.

Hablamos y hablamos hasta llegar un punto en el que ya no tuvimos otro tema de conversación que no fuese el típico; “Hola, como estas? Que te cuentas?”

No sentamos en un banco, yo tenía en la mano una bolsita de chuches, y eso que no llevaba dinero, es que tengo una enchufe. El, había comprado una coca- cola, ya que de tanto hablar estaba sediento. Cuándo comenzó a anochecer, cada uno nos fuimos a nuestras casas.

Al entrar en casa, Lía me estaba esperando en la entrada, con mala cara:

-Dónde has estado? Y con quién?
-Con nadie, a demás a ti que más te da!- le dije comenzando me a enfadar.
-Pues mucho, llevo esperándote un buen rato!- dijo ella gritando.

Sospechaba que ella nos hubiese visto a Álvaro y a mí, y pensara algo que no es. Pero no tenía porque decirle con quién e estado, no es mi madre. Y por eso no me digné a decirle nada más, simplemente me fui a mi cuarto, mientras la estrangulaba en mis pensamientos.

No me puedo creer, que me haya hecho un cuestionario, seguramente quiere mucho a Álvaro y tiene miedo de perderlo.

Bueno, yo solo sé que tenía que haber confiado en mí, como le voy a robar el novio, si sabe perfectamente quién me gusta.

Me acosté muy enfada, pero lo dejé de lado, para no tener pesadilla, ya que es lo que me suele pasar. Tenía pensado pedirle disculpas al día siguiente.

Me levanté y cuándo bajé a la cocina ella acababa de salir por la puerta.

Me desayuné, me duché, me vestí y salí dispara para no llegar tarde.

Allí, vi, desde el autobús como Lía y Rubén hablaban mirando para mí, pienso que se lo estará contando todo. También veo como Sofía me espera entusiasmada en frente del autobús, eso me recuerda, que hacía ya mucho tiempo que ella no sabía nada sobre Ray y que yo tenía que hacer algo al respecto.

Me bajé y fui con Sofía hasta mi clase, y allí nos despedimos.

 Al llegar el recreo me dediqué a preguntar a los amigos de Ray, su número, para intentar hablar con él. Y por fin alguien que lo tenía.

Álvaro y yo quedamos para seguir entrenando después de clase en el parque y de paso para ayudarme con Ray.

Lo llamé y a la primera no me cogió, pero insistí hasta que por fin oí.

-Hola
-Bien!- grité un poco alto para que Álvaro se diese cuenta de que lo había conseguido.
-Quién es?
-Me llamo Sara, y soy amiga de Sofía.
-Ah- exclamó.
-Solo te llamo para preguntarte porque ya no le prestas atención a Sofía, ya no le hablas. Que pasa, ya no te gusta?
-Si, si que me gusta y mucho a demás! Lo que pasa es que a ella no le gusto yo, me lo dejó claro aquella noche.
-No…- Mira que son tontos estos chicos, eh?- … a ella si que le gustas!
-Y porque m…, bueno déjalo!, enserio que le gusto?
-Si, soy , o por lo menos eso creo, su mejor amiga y me lo cuneta todo.

Después de explicarle las cosas a Ray, Álvaro continuamos con el entrenamiento.

Pero de pronto vimos como Lía y Rubén a parecían de la nada, y estaba vez si que parecían enfadados:

-Dios, lo sabía! Como has podido Sara!- me dijo Lía.
-No es lo que crees!- le dijo Álvaro.
-No me vengas con cuentos!- dijo con un grito antes de marcharse.

El la siguió, para intentar explicárselo todo.

-Porque?- oigo una voz, me giro y veo como se marcha.

Dios, la vida, no podía irme peor!


             Capítulo 16       


Yo también corrí detrás de él, hasta que me di cuenta de que el hacía ejercicio, así que no creo que lo fuera a alcanzar.

Me fui a casa, pensando en todo y a la vez en nada, solo esperaba que algo bueno me pasara.

Encontré a Lía, sentada en la pequeña escalera de la puerta por fuera. Y parecía llorar.

Me acerqué intentando que no se diera cuenta de mi presencia, pero no pude, nada más sentarme levantó la cabeza, dirigiendo su mirada hacia mi. Vi, que tenía los ojos bañados en agua, casi tanto como su manga derecha.

-Me olvidé la llave dentro- me dijo entre lágrimas. Ese comentario me hizo reír.
-No has entendido muy bien lo que ha pasado hoy- le dije todavía riendo.
-No lo sé, intento pensar que no.
-A Álvaro le gustas y sé que tu sientes lo mismo.
-Puede que un poco.- me dijo sonriendo, mientras se secaba las lágrimas esta vez con la mano izquierda.
-Yo estaba ayudándole, para que pudiese ser un mejor novio, y que te trate como debería. Porque una princesa, se merece tener un príncipe a su altura.- le dije acariciándole la mejilla.

Que bien me quedó!, Esto me acaba de salir de película!

Las dos sonreímos. Le ayudo a levantarse para después abrir la puerta.

Entramos y continuamos nuestra conversación como amigas en la cocina, mientras tomábamos una rica cena; PIZZA!! Me sentí muy orgullosa, ya que era casera y nos había llevado mucho tiempo hacerla y también era mucho trabajo, por eso llamamos a Sofía y a Valeria, para que nos echaran una mano, bueno en realidad cuatro.

Nos lo pasamos genial, fue muy, muy ,muy divertido y la pizza estaba muy, muy ,muy buena.

Nos sentamos en el sofá, y vimos una peli que Valeria había cogido en el videoclub. Era de humos aunque me hubiera reído más viendo a mi abuela dormir. Era malísima y claro, no nos quedamos calladas.

-Pero tía, tu no sabes lo que son las pelis chulas, divertidas, que hagan gracia!?- replicó Sofía.
-No está tan mal. Seguro que a Lía le gusta más que una de miedo que tenía pensado traer.
-Es verdad- dice tímidamente Lía, tapándose la cara con un cojín.

Todas comenzamos a reír, y seguimos hablando durante toda la película.

Más tarde nos fuimos a la cama, pero como ya no tenía suficientes habitaciones, decimos, juntar dos camas en una misma habitación. Sofía durmió con Valeria, y Lía y yo dormimos juntas.

Ellas se durmieron muy pronto, por el contrario Lía y yo estuvimos hablando casi toda la noche.

Al día siguiente, Valeria, nos despertó a todas, ya que fue la única en acordarse del despertador.

Mientras íbamos en el bus, me acordé de que tenía que arreglar las cosas Rubén y yo, creo que no me va a hacer mucho caso, pero por intentarlo…

Bajé del autobús y lo vi, parecía esperarme, pero no estaba sol0, Lucas le acompañaba, me acerqué lentamente hacia ellos, pero antes de llegar, apareció Álvaro como por arte de mágica.

Se puso delante de mí y me comenzó a hablar, cosa que a Rubén y a Lucas, no pareció sentarle muy bien.

De pronto detrás de Álvaro veo venir un poco enfadado a Rubén, pero en vez de estar acompañado de Lucas, veo a una chica agarrada acarameladamente de su mano.



            Capítulo 17         


Me enfado aunque no sé muy bien porque. Y por eso paso de él como si no lo hubiera visto y sigo hablando tranquilamente con Álvaro y con las chicas que también se habían unido a nuestra conversación.

Llegué a clase, y me senté en mi pupitre  con la cabeza bajada, esperando la llegada, del profesor que nos tocaba a esa hora. Mientras los demás hablaban, comencé a pensar en Rubén, en Lucas…, hasta que oí como alguien se sentaba justo a mi lado.
-Hola – oí decir mientras levantaba la cabeza lentamente. Era Lucas.
-Que haces tu aquí?-le pregunté ya que no íbamos en la misma clase.
-Estaba de paso, pero si quieres me voy- me dijo ya levantándose.
-NO! – le dije mientras le agarraba de la mano.

Estaba muy enfadado con él, pero aún así no quería quedarme sola.

-He venido a pedirte perdón! – Me dijo mientras me miraba a los ojos.- No debí mentirte, estuvo muy mal por mi parte.
-Porque lo hiciste?- esa era una pregunta que quería una respuesta.
-Pues,…, por que …- me fijé que miraba para ambos lados un poco nervioso hasta que por fin dijo.- Podemos quedar hoy a la tarde enfrente del cine, pro favor?- noté su preocupación entonces le dije que si.


Terminaron las clases y al salir de clase vi. como Sofía salí abrazada con Ray.

Busqué a Lía, para irnos a casa, además le tenía que decir algo.

-Que pasa?- me preguntó al darse cuenta de que me ondulaba el pelo, más de lo acostumbrado.
-Es solo que te tengo que decir una cosa, y no es muy buena que digamos.
-Que es?- me preguntó un poco preocupada.
-Pues, mis padres me llamaron y me dijeron, que estaba a punto de volver!- me miró como si no hubiera entendido el problema.
-Y qué?
-Pues que ya no podemos seguir viviendo juntas!- le dije por fin.

Estuvo un rato callado, parecía pensar, cosa, que me preocupó.

-Que te parece si…, te vienes a vivir conmigo en el piso. Y lo pagamos a medias!?
-De verdad?
-Si!
-Cuándo llegan tus padres?
-Dentro de 2 semanas.
-Pues venga, seguro que les das una alegría si cuándo lleguen tu no estas!- me dijo riéndose.

Llegamos a casa y nos olvidamos un poco del tema, me preparaba para salir, cuándo escucho el timbre, corro a abrir, y veo a Álvaro por la rejilla.

-Hola- me dice con un gran sonrisa en la cara,- está Lía?
-Claro- le digo mientras le digo con gestos que pasase al salón.


Corrí al baño, a llamar a Lía, que se estaba duchando. Que al decírselo, se puso muy entusiasmada.

-Que quiere?
-No lo sé, solo sé que va muy bien vestido!

Se preparó rapidísimo y salió pitando al salón. Se quedaron mirando un rato sin saber que decir, hasta que yo, al ver la escena decidí intervenir.

-Bueno, ale, chao. Que lo paséis muy bien!- les dije mientras levantaba a Álvaro del sofá y cogía a Lía con una mano y los empujé fuera de casa. Les cerré la puerta en las narices, sin que me pudieran decir nada, y me dirigí rápidamente hacia la ventana para ver lo que pasaba. Y vi, como por fin, Álvaro la cogía de la mano y se fueron en un coche.

Salía al acordarme de que había quedado con Lucas enfrente del cine.

Llegué y lo vi, sentado como si llevara esperándome más de cuatro horas, me acerqué y me puse enfrente de él.

Se levantó hasta ponerse a mi altura y me besó.



            Capítulo 18         


Me aparté inmediatamente, aunque no porque quisiese.

-Tengo novio!, recuerdas!- le dije.
-Ah,- me dijo bajando la cabeza.
-Pero eso no significa que no me gustes- le dije.

Levantó la cabeza mientras yo bajaba la mía, y me abrazó. Todo iba bien hasta que veo, desde el hombro de Lucas, a Rubén a a esa estúpida chica.

Se acercaron a nosotros, y me dijo.

-Se que nunca sentiste nada por mi, así que ya no hace falta decir que lo nuestro se acabó.- me dijo no muy enfadado.
-De verdad lo siento1- le dije- te mereces más!
-Tranquila, no me he enfadado, solo quería que conocieras a Carla.
-Estáis saliendo?- me atreví a preguntar.
-Todavía no!, pero creo que me gusta mucho!
-Me alegro!- le dije sonriendo.

De verdad estaba muy contenta por ellos, quería que Rubén fuera feliz.

Desde entonces, Sofía, comenzó a salir con Ray, y Lía y Álvaro hicieron lo mismo. Valeria, se llevaba muy bien con el hermano de Sofía y quedaban para hablar.

Por otro lado Lucas, y yo también comenzamos a salir. Todo era genial, ya iba siendo hora ¿no?