domingo, 11 de noviembre de 2012

UN LUGAR DÓNDE NUNCA VOLVER


 Hace ahora unos cuantos años, en la ciudad de Madrid (España), dos niños en su casa se aburrían mucho. Ellos no podían salir porque llovía y tampoco podían hacer mucho ruido en casa, porque sus padres dormían.
Por ese motivo los niños decidieron explorar la casa.

Pasado un rato, desde que habían comenzado a jugar, se encontraron en el salón los dos buscando algo inusual. Brandon, que se llamaba el niño, buscaba detrás de una estantería, por si como en las películas, encontraba una puerta o algo que nunca había visto.Kendra, la hermana de Brandon se tiró en el sofá de una forma en la que un palo rojo que sobresalía del suelo, se dobló. En ese preciso momento los niños sintieron un brusco movimiento de la casa, ellos no entendieron a que se debía pues no se dieran cuenta del palo, que ahora se encontraba debajo del sofá.
Unos minutos después de la sacudida de la casa los niños volvieron a la calma.

Después de unos cuantos días los niños ya se habían olvidado de lo ocurrido y seguían con sus vidas como si nada extraño hubiera pasado.

Una tarde la madre de los niños los mandó a buscar en la despensa del sótano el pan para merendar, los niños bajaron obedientes, pero cuando bajaron se encontraron incómodos, no era como el sótano que tenían antes, parecía algo distinto. Brandon cogió de una mesita una barra de pan que posó en la cocina de leña para poder coger el queso. Cuando se marchaban con el queso, se dieron cuenta de que se olvidaran el pan, y Kendra bajó a por el, pero cuando bajó vio que el pan temblaba, más que temblar, se movía balanceándose de un lado a otro rápidamente.
Ella fue a llamar a su hermano, que cuando vio lo que pasaba decidió ir a dónde se dirigía el pan .La barra paró de moverse al llegar a un cajón nunca antes visto de un gran mueble, Kendra con mucho miedo en el cuerpo lo abrió, pero lo raro no fue lo que hubiera dentro (porque no había nada), lo raro es que ese cajón no era como los demás, era interminable.

Al intentar sacar el cajón de su sitio, Brandon rompió la parte del mango, de pronto e cajón comenzó a crecer y a hacerse cada vez más grande.

Kendra miró a Brandon preocupada:

-Brandon, ¿que ocurre?
-No lo sé. Entremos, venga será emocionante!
-Bueno, si tú lo dices-dijo, sin estar muy segura.

Los niños entraron, a menudo que entraban el cajón se iba haciendo cada vez más pequeños. Cuando llegaron aún punto dónde los dos querían dar marcha atrás la puerta del cajón se cerró tras ellos.

La madre al ver que los niños tardaban mucho, bajó al sótano, pero cuando bajó, no había nadie y el mango del cajón estaba colocado, como si nunca se hubiera roto.

Los niños, por fin consiguieron encontrar el final del cajón, pero cuando salieron estaba más oscuro que cuando estaban en el cajón. Kendra vio un pequeño foco de luz, en lo que parecía ser una casa. Allí se dirigieron.

Al llegar a la supuesta casa, entraron, pero lo raro era que dentro de la casa todo se veía muy iluminado, y eso que solo había una lámpara, que por cierto, ya casi, no le quedaba fuego. Vieron a una persona, un hombre un poco mayor, llevaba una chaqueta muy vieja unos pantalones que le quedaban muy pequeños, el estaba sentado en un sofá.
Ellos se acercaron a preguntarle:

-Perdone, señor, ¿sabe dónde estamos?- dijo tímidamente Brandon.
-Así que tengo visita. No tenía visita desde hace unos cuántos años. ¿Quienes sois?-contestó el hombre.
-Discúlpenos por molestarle, yo soy Kendra, queríamos saber, ¿dónde nos encontramos?
-Este lugar se llama “El mundo de las pesadillas” ¿Como habéis llegado?-dijo el señor emocionado.
-Pues mire, no se lo va a creer. Vinimos por un cajón que había en nuestra casa.
-OH, si que me lo creo, mi llegada fue mucho peor. Yo era pequeño, muy, muy pequeño, era un bebé, para ser exactos. Yo, me aburría mucho, cuando mi madre me balanceaba de un lado a orto de la cama, ¡hasta que desaparecí delante de sus narices!
-Y, ¿por que nos trajeron aquí?-preguntó la niña algo pensativa.
-Este lugar es un sitio dónde una mala persona, trae a los niños que se aburren.
-Y como puede una persona hacer desaparecer a los niños de sus casas para mandarlos a un lugar con un nombre tan escalofriante-dijo Kendra con gesto enfadado.

El hombre no contestó, y los niños ya no hicieron más preguntas, salvo una que era casi imposible no preguntar:
-¿Como podremos salir de aquí?-Dijeron los dos niños casi a coro.

El señor comenzó a reír poco a poco, hasta que de un momento a otro soltó una gran carcajada. Los niños lo miraban impresionados. Kendra comenzó a pensar << Que le hará tanta gracia, como si hubiera visto a un payaso tirarse una tarta encima>>.
Se pasaron toda la noche hablando sobre lo que sucedía en aquel lugar tan extraño. Cuando comenzó a salir el sol los niños ya estaban durmiendo.
Cara la media mañana despertaron, el señor que les había dicho que se llamaba Ramón, o que eso pensaba, les preparara el desayuno, como si estuvieran en sus respectivas casas. Más tarde los llevó a conocer de día el dicho lugar llamado “El mundo de las pesadillas”.Entonces caminaron y caminaron, hasta que llegaron a un bosque. Allí quedaron esperando a que Ramón les dijera algo.

Y así hizo:
-Este no es un lugar normal, aquí sucedió una tragedia.
-¿Que pasó?- preguntó Brandon intrigado.
-Hace un tiempo, antes de que ninguno de nosotros ni nuestras madres hubieran nacido. Este preciso lugar fue un bosque dónde muchas personas tenían miedo de entrar…
-¿Por que?, no entiendo-dijo Kendra.
-…porque aquí murieron todas las personas que vivieron en este terrible mundo. Algunas asesinadas, otras suicidadas…, no se sabe lo que sucedía en cada caso, pero todas las personas fueron muriendo una a una en este lugar.

Los niños lo miraron sin saber que decir, pero Brandon por se atrevió a hablar:

-Entonces, ¿cada persona que entre en este bosque, está condenada a morir?
-Bueno, se puede decir así.
-Tú dijiste que antes que nosotros apareciéramos, mucho antes, estabas acompañado. ¿Que les pasó a los que estaban contigo?
-Bueno, estoy seguro de que no te agradaría oírlo.

Ahora los niños estaban tan asustados, que no sabían si volverían a dormir alguna vez en su vida. Ramón los condujo a otro lugar esta vez a una granja de madera que se encontraba al lado de una mansión enorme, era alta, debía de tener como 4 o 5 plantas, era muy vieja pero se conservaba bien. Lo raro es que a pesar de que la casa aún podría aguantar unos cuantos años más estaba abandonada.

Kendra se fijó en que la puerta de la granja estaba entreabierta, y se decidió a entrar.

Allí dentro había muchas cosas tiradas por el suelo, pero lo que más abundaba era paja. Los niños miraron a Ramón, esperando a que les contara la terrorífica historia de la casa y lo que les pasó a las personas que habitaron en ella.

En efecto él comenzó a contar:
-En esta casa vivía una familia compuesta por; una hija, una madre y un padre. Para los habitantes de la ciudad eran personas humildes, responsables y amables, es decir, una familia ejemplar. Pero esa familia tenía sus problemas, y no es que fueran de dinero,…- dijo Ramón dejando salir una pequeña risita después de decir la última frase.

-… Bueno, prosigo. Lo que ocurría era que el padre no quería a su hija, decía que era un estorbo, un obstáculo en su carrera, y por eso decidió tirarla a un pozo. Pero como sabía que su mujer no se lo permitiría la arrojaría a ella también. Y así lo hizo, un bueno día de primavera, más o menos al comienzo, la niña y su madre jugaban en el parque, al lado de un pozo, aún sin terminar.  El hombre las tiró a el sin piedad alguna, la madre y la hija pudieron aguantar vivas, de mala manera, un par de días, pero por desgracia para ellas esos días fueron los mas lluviosos, y se ahogaron.

Los niños quedaron horrorizados viendo el pozo del parque. Brenda le preguntó a Ramón:

-Y que ocurrió con el hombre. ¿Murió de vejez?, ¿Lo condenaron por la muerte de su mujer y su hija?...
-No, él se suicidó porque vio que no aguantaría solo, y también dicen que porque todas las noches veía los espíritus de su mujer y su hija diciéndole que se vengarían.
  -¿Y lo hicieron?- preguntó muy intrigado Brandon.
-No sé muy bien, pero he oído que fueron la mujer y la hija quienes le ayudaron a suicidarse.
- ¿Y como fue su muerte?-dijeron los dos hermanos.
- Fue en la cocina de su propia casa, los que estuvieron en la escena del crimen dicen que tenía todos los miembros de su cuerpo, hechos pedazos.
-¿Y estaba todo lleno de sangre?
-¡Bueno, ya basta de preguntas que o sino, no vais a dormir hasta el 2019! – Ramón soltó una gran carcajada, y después los condujo a la cabaña para descansar, porque ya estaba anocheciendo.

Allí los niños y Ramón descansaron.

Más o menos a media noche Brandon se desveló, no podía dormir pensando en la mansión, tenía muchísimas ganas de entrar en ella, por ese motivo, partió hacia ella cuando Kendra y Ramón, aún seguían durmiendo, porque sabía que le iban a dejar ir.

A la mañana siguiente, cuando Kendra se despertó no vio a Brandon, ella se puso muy nerviosa, y despertó a Ramón, para que le ayudara a buscarlo.

Ellos caminaron y caminaron, hasta llegar a la mansión, que era el único lugar dónde se podía haber ocultado.

Al llegar a la mansión, Kendra abrió la puerta para entrar, pero Ramón la detuvo y le dijo:

-Nunca nadie, después del asesinato, a entrado y salido con vida de este lugar,…
- Bueno, puede que eso sea verdad, pero también es verdad que no pienso dejar a mi hermano allí dentro. ¡Así que voy a entrar contigo o sin ti!
-Tienes razón hay que ser valiente.

Después de aclarar las cosas, entraron en la mansión. Por dentro era aún más grande y espaciosa, era de color granate, tenía muchos muebles repartidos por la entrada, y casi no le daba la luz. Habían algunas cosas destrozadas y tiradas por el suelo.

Pero, a pesar de unas terroríficas palabras puestas en la pared con sangre que decían:

Lo que te pasó no fue un accidente, nuestra venganza continuará”.

A pesar de eso, siguieron caminando hasta llegar a la cocina, allí había; sangre por todos lados, pero lo peor es que aún seguía el cuerpo del señor. Soltaba un olor repugnante.

Ellos se dirigieron a otro lugar para poder olvidarse de lo que habían visto.

Mientras  tanto Brandon, entraba en todas las habitaciones que podía, hasta que vio que al final del camino aguardaba una puerta con candados por todas partes, y por eso mismo, tenía unas ganas locas de entrar. Allí también vio en una esquina una armadura de caballero con un hacha, no se lo pensó dos veces y cogió el hacha para destruir los candados de la puerta.

Y así hizo cayeron todos los candados destrozados al suelo, al abrir la puerta se encontró un colchón roto un espejo hecho añicos, una mesita y una ventana pequeña con rejas, que daba aún parque en el que había un pozo, se quedó mirando al pozo un par de minutos, pensando que allí sería dónde el hombre tiraría a su esposa y a su hija, pero de repente del pozo comenzó a salir una mano, parecía que trepaba, para intentar salir de allí. Brandon se sobresaltó y se asustó, su pulso comenzó a ir mucho más deprisa, comenzó a sudar, la mano dejó ver la cara y el cuerpo de una mujer blanquiza, en su mano derecha sujetaba a una niña.

La mujer consiguió salir del pozo, y comenzó a dirigirse hacía Brandon que estaba apunto de salir corriendo, hasta que vio que en el espejo aparecían palabras solas en sangre que decían:

Tu serás el siguiente”

Brandon no se lo pensó dos veces y salió corriendo de la habitación, cuando se cansó de correr se encontraba en la habitación principal, todo era normal, hasta que comenzó a oír ruidos de voces pidiendo ayuda.

Él no sabía que hacer, y se metió dentro de un armario para intentar dejar atrás las voces que pedían desesperadamente su ayuda, pero por mucho que se tapaba las orejas, y cerraba los ojos, las voces se metían dentro de su cabeza, invadiendo ya el poco espacio, que su hermana decía que tenía.

De pronto en el cuarto donde se encontraba Brandon entraron Kendra y Ramón, gritando su nombre, pero él no los  podía oír ni ver porque tenía los ojos tapados al igual que sus orejas.

Pasado un rato Kendra y Ramón se marcharon de la habitación al no encontrar a Brandon allí.

La casa era tan grande que por muchísimas habitaciones en las ya hubieran entrado aún seguían quedando muchas más. Allí pasaron horas y horas y horas intentando encontrar a Brandon.


   CONTINUARÁ...

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